Iván Sánchez Nájera: El político que sueña con volver a ser docente.
Su forma de ser es afable y siempre sonriente. Incluso, cuando algún tema le duele -o “le llega”, como se suele decir-, no pierde esa aura de buenpedismo que lo caracteriza.
Va a ser padre y no puede ocultar su emoción por ello. También es diputado y cree que se está perdiendo la oportunidad de marcar un cambio en la historia.
Es Iván Sánchez Nájera y esta, es una conversación con él.
Sus primeros años
Iván nació en 1981 y pasó sus primeros años de vida en la colonia Las Flores. Su familia, igual que la de millones de mexicanos, sufrieron en carne propia la crisis de 1994 y perdieron su patrimonio, producto de la espantosa devaluación y recesión económica provocada por Carlos Salinas de Gortari.
Está casado con Flor y tienen ya casi 9 años de relación -5 de matrimonio-. Están esperando a su primer hijo y con una amplia sonrisa jura que todo lo que se comenta sobre la paternidad es verdad: No hay amor más grande que el que se siente por un hijo.
Iván cree firmemente que cada individuo debe ser libre de elegir su propio destino, sin cargas ajenas. Por eso su hijo no será su tocayo.
Para enamorar a su esposa, no recurrió a dedicarle canciones. Recuerda claramente la ropa que ella usó en su primer cita y reconoce que él no es tanto de dedicar canciones, sino de leer a Jaime Sabines. Su libro de cabecera fue, durante muchos años, su Compendio de Poemas. El lomo del libro está gastado y sus hojas dan testamento de las múltiples lecturas que se dieron ahí. Pero la vida te va llevando por otros caminos.
La política y la docencia
Siempre tuvo el llamado a la política. Dice que desde la secundaria, preparatoria y universidad estuvo en las diferentes federaciones de estudiantes. En 1994 la mamá, mujer de izquierda –como él la define-, lo llevó a los mítines de Cuauhtémoc Cárdenas. Eso lo marcó mucho. Tendría entre 12 y 13 años y sintió latir su corazón. Amarillo y a la izquierda de su pecho.
Siempre tuvo la inquietud por la política y aunque estudió la Licenciatura en Filosofía, se involucró en la toma de decisiones que afecten a los estudiantes. En 2004 presidió la Federación de Estudiantes de la Universidad Autónoma de Aguascalientes.
Durante ese tiempo, recibió invitaciones del PAN y del PRI para integrarse a sus filas, pero su convicción no se lo permitió. Curiosamente, el partido que ahora representa en el Congreso del Estado no lo invitó. Fue él quien tocó la puerta del PRD. Pero lo hizo al terminar su encargo en la FEUAA, ya que “la federación no es espacio para partidos políticos”.
Iván se considera, más que político, un profesor. Lleva 5 años sin entrarle fuerte a la docencia porque su actual agenda no se lo permite. Tiene que ser congruente y respetuoso de la responsabilidad de ser diputado. Extraña el sabor de las aulas. Dice que espera que, a partir de enero, se pueda reintegrar a las labores de educación y formación.
Ha dado clases en la UAA, en algunos bachilleratos abiertos, en prepas incorporadas al IEA. Es propietario de una plaza de 8 horas base a la semana en secundaria, ganadas en examen abierto. Estar frente a adolescentes en el aula fue un gran reto, reconoce entre risas.
El Congreso del Estado
Iván dice que no hay aspiración de continuar otro periodo en el Congreso del Estado, ni tiene algo político a la vista, sino más bien docente. Disfruto mucho dar clases y así se abona a la sociedad -dice él con una actitud que te convence que dice la verdad-.
Antes leía mucho -dice con cierto cansancio del día a día-. Es un hábito que la política me ha ido quitando. Otra afición que se me ha ido quitando es la de ir al cine. Antes podía ir dos o tres veces al cine a la semana, pero ahora es cansado.
Su género favorito es el suspenso, tanto en novela como en el cine. Algunas veces las tramas no están bien estructuradas, pero el suspenso me gusta y, de hecho, me entretiene, -reconoce-.
Aunque no es muy buena, le gusta mucho la serie del Milenio -la chica del dragón tatuado y los demás-, reconoce Iván. También le gusta el fútbol, aunque lo sigue poco. A pesar de ello, jugaba basquetball “en los tiempos que hacía deporte”.
La política te deja poco tiempo para lo demás, porque es muy absorbente, porque es mucha la responsabilidad que represente y porque es poco el tiempo para lograr las cosas, reconoce con algo de tristeza en sus palabras, pero un brillo interesante en la mirada.