Recuerdan legado de Juan José Arreola en el Día mundial del libro
° Catalina Arreola, sobrina del poeta, charló sobre la vida y obra del literato con estudiantes del CUCosta
Puerto Vallarta
Como un “forjador de la palabra”, conversador impecable de espíritu aventurero y, desde siempre, enamorado de la belleza femenina, pero sobre todo un hombre amoroso con su familia; así recordó al poeta Juan José Arreola, su sobrina Laura Catalina, al conmemorar el centenario del natalicio del “último juglar”.
En charla con estudiantes del Centro Universitario de la Costa (CUCosta), como parte de los festejos por el Día mundial del libro, Catalina Arreola Ochoa hizo un recuento de la vida y obra del ilustre jalisciense, desde la intimidad de las vivencias y las memorias que provee el entorno familiar.
“Era un hombre amoroso, nos quiso mucho. Siempre estaba presente. (A sus sobrinos) Nos regalaba libros, discos… le encantaba la música clásica. Incluso en alguna ocasión nos regaló un órgano”, narró, sobre su tío la maestra en Historia Contemporánea por la Universidad Autónoma de Madrid.
Arreola, conocido en su natal Zapotlán El Grande desde los seis años de edad con el mote de “Juanito, el declamador” por sus dotes para la oratoria, fue el cuarto de catorce hermanos. Escritor autodidacta, fue acercándose al mundo de las letras por influencia de sus hermanas mayores -particularmente Elena- con quienes solía asistir a las tertulias que se ofrecían en las casas de los ricos de la localidad.
“Nunca fue a la universidad. Aprendió él solo, de oídas. Pero desde el tercer año de primaria comenzó a interesarse por leer”, explicó Arreola Ochoa.
El autor de “La feria” encontró una de sus influencias definitorias en su tío José María Arreola; quien fuera sacerdote y, a la postre, uno de los más reconocidos científicos del México posrevolucionario, a quien se le considera pionero en el estudio de la volcanología en el País gracias a sus estudios sobre el volcán de Colima.
La pasión de Juan José Arreola por las letras y el teatro se equipara, apenas, con su admiración por el concepto de la mujer. “Desde su niñez fue un enamorado. Su don de declamar versos y poemas hacía que se les cayera la baba a las chiquillas. Así, ¿quién no iba a enamorarse?”, rememoró Arreola Ochoa, profesora investigadora de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
Entre las mujeres de su vida se encuentran su madre, Victoria; su primera esposa, Sara, a quien la maestra Arreola Ochoa se refirió como una “sevillana de Tamazula, muy guapa pero que lo hizo sufrir mucho”; Beatriz Espejo, su novia; hasta Elena, una alumna “muy precoz” de sus tiempos de profesor universitario, quien más adelante se convertiría en una reconocida periodista, cronista y escritora, y con quien procreó un hijo: Emmanuel Haro.
Siempre pulcro en su imagen, Arreola fue discípulo de Alfonso Reyes –de quien heredó una de sus boinas-, Rodolfo Usigli y Fernando Wagner, con quienes estudió teatro antes de irse a Francia a la mitad de la década de los años cuarenta del siglo pasado.
Sus dotes de orador y poeta le valieron la admiración de literatos como Pablo Neruda, quien lo visitó en Zapotlán y al calor del licor de granada terminó escribiendo un soneto en honor a la localidad; y Jorge Luis Borges, siendo el primer mexicano que fue incluido en la vasta biblioteca del ensayista argentino.
“La última vez que vi a mi tío fue en 1998”, asegura Catalina Arreola. “Después se fue aislando por problemas de salud que se fueron haciendo más y más recurrentes”. Su hija Claudia lo cuidó en sus últimos días hasta la fecha de su muerte un 3 de diciembre de 2001, apenas unos días después de concluir la Feria Internacional del Libro, narró.
“Juan José Arreola es un claro ejemplo de la prosa poética”, dijo el moderador de la charla, doctor Edmundo Andrade Romo, jefe del Departamento de Artes, Educación y Humanidades. “Tenía el encanto, el hechizo de la palabra”.
De manera posterior a la charla, estudiantes, docentes y personal administrativo del CUCosta se sumaron a la lectura en voz alta de “La feria”; novela de la autoría de Arreola, el primer escritor mexicano en recibir el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo