Expectativas
Por Carmina López Martínez*
El mundo está a tres días de que llegue a la presidencia de los Estados Unidos una de las mayores amenazas para el planeta llamada Donald Trump.
Los mexicanos allá y los que quieren atravesar para realizar el sueño de vivir con suficiente dinero y dejar a sus descendientes asegurados, están con la esperanza de que realmente acepte a los mexicanos, como lo ha pregonado el mandatario electo, fuera de populismos y de promesas de campaña que no haga daño a las generaciones que han construido esa nación.
A mí en particular me preocupan mis coetáneos y los más jóvenes. Esos con la esperanza y suficiente fuerza para asirse de una de los mayores sueños posibles, primero trabajar y asegurar una vida plena. Los de Jalisco, Guanajuato, Oaxaca, Guerrero, Michoacán o Zacatecas de cualquier lugar del país sienten impotencia por la desfachatez de la clase política.
Tengo dudas, aunque no totalmente fundadas de la buena voluntad de los legisladores mexicanos por defender a los migrantes, sobre todo a los jóvenes, por ejemplo el senador Armando Ríos Piter, impulsó la firma de un memorándum donde se asienta la necesidad de respetar a los mexicanos que viven allá y con él otro grupo no menos impórtate de legisladores que se aúnan a su voz cuando asienta:
“En primer lugar, promoveremos mecanismos de reacción ante una eventual migración masiva de migrantes a ciudades santuario, en la búsqueda de protección de sus derechos, así como activar un plan integral de recepción en caso de ser deportados, que incluya la facilitación de trámites para la revalidación de estudios de los jóvenes, así como el apoyo para la integración al mercado laboral, el acceso a servicios públicos, inversión de sus activos, entre otros”.
Me conmovieron las propuestas de los firmantes, aunque con tanto agnosticismo en el ambiente nacional y de promesas incumplidas por causas “globales” tenemos que guardar distancia y ver esto con cierta reserva. Existen dudas de los ciudadanos mexicanos y enfrentamientos allá en el país del norte por cuestiones raciales, todo esto en un mismo sentimiento no comprendido y nacido de un odio sin frontera.
La salida de connacionales mexicanos de los Estados Unidos, sobre todo jóvenes lleva a cifras millonarias según diversos enfoques de investigadores. Son, desde mi perspectiva acciones unilaterales para deportar sin que llegue a mediar la razón ni programa o convenio establecido; serán -ha dicho el presiente electo Trump- acciones que busquen soluciones para los jóvenes, aunque no se han dado a conocer los mecanismos que habrán de aplicarse.
Me queda claro que la salida será masiva, no solamente de mexicanos sino de latinos y centroamericanos, todos los que no lleguen a confirmar mediante las llamadas “micas” y otros documentos su estadía oficial allá en la nación de las estrellas saldrá sin remedio.
Quiero apartarme de un análisis político o llegar a caer en la especulación estéril. México no ha sido una fábrica de inmigrantes que ha buscado empobrecer a la nación del norte.
Sin agregar más dejo sobre la mesa que EU se ha beneficiado de los inmigrantes, muchos jóvenes. Aunque en estos momentos persiste la etapa de habitantes pesimistas respecto al progreso y crecimiento colectivo, después del 20 de enero una nube gris se podría extender hasta el último rincón del planeta por un largo periodo, espero no sea el caso.
*Comunicóloga, actualmente es responsable del área de publicaciones de la Universidad del Valle de Atemajac, Campus Puerto Vallarta.