Peregrinan a la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe
Por Carmina López Martínez
Estudiantes, docentes y personal administrativo de la Universidad del Valle de Atemajac (Univa) plantel Puerto Vallarta participaron en la peregrinación tradicional por la Virgen María de Guadalupe.
En cada paso la comunidad Univa del plantel Puerto Vallarta dedicaba sus cantos a Jesucristo y la Virgen de Guadalupe, a quién pedían reinara la paz en todo el mundo. “Madre nuestra, te saludamos en tu día y te pedimos que no nos desampares, que tus plegarias iluminen nuestro camino, ruega por la paz, justicia y prosperidad de nuestros pueblos, llévanos de la mano con tu hijo Jesús. Felicidades Virgencita de Guadalupe”, era el mensaje manifestado en una lona que sostenían con orgullo los estudiantes de licenciatura.
Cerca de 120 personas se mantuvieron en orden durante la peregrinación que inició desde la calle Langarica en la zona de Puerto Vallarta, hasta concluir en la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, ahí el padre Roberto Cordero guía espiritual de ese recinto católico, recibió a los peregrinos de la Univa y de otras instituciones educativas que llegaron con fervor.
2018, Año de la Juventud
Este 2018 la Iglesia Católica dedicó el año a los Jóvenes, por lo cual la misa oficiada fue un llamado a los estudiantes para hacer un acto de conciencia profunda. En esa tesitura organizadores de la Ruta Guadalupana en Puerto Vallarta entregaron imágenes con la Virgen de Guadalupe, acompañada del mensaje: “una iglesia fraterna, solidaria y unida con sus jóvenes”. Durante la homilía los presentes permanecieron en silencio para elevar una plegaria por los menos afortunados.
Como cada año la comunidad de la Univa se unió a la tradicional peregrinación por las Fiestas Guadalupanas en Puerto Vallarta, con ello la Universidad Católica reafirma su filosofía, valores y principios institucionales que promueve con congruencia y permanencia, con el sentido de profundizar en el conocimiento del Evangelio y en el Magisterio de su Iglesia, reconociendo a Jesucristo como el Señor de la Historia, el Maestro de los hombres y el Salvador del mundo, convencidos de que el misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del Verbo Encarnado (GS, 22).