La personalidad optimista, está ligada a una mayor longevidad.
El optimismo puede definirse como una característica disposicional de personalidad en los humanos, es la tendencia a esperar que el futuro depare resultados favorables. Es un valor que nos ayuda a enfrentar las dificultades con buen ánimo y perseverancia, descubriendo lo positivo de las circunstancias, confiando en nuestras capacidades y posibilidades.
La principal diferencia que existe entre una actitud optimista y su contraparte –el pesimismo- es en el enfoque con que se aprecian las cosas: empeñarnos en descubrir inconvenientes y dificultades nos provoca apatía y desánimo. El optimismo, en cambio requiere de ese mismo esfuerzo pero enfocado a encontrar soluciones, beneficios y ventajas sobre ciertas circunstancias en particular.
En general, parece que las personas más optimistas tienden a tener mejor humor, a ser más exitosos, extrovertidos, perseverantes e, incluso, a tener mejor salud física y mental.
Las personas que poseen altos niveles de optimismo y esperanza tienden a salir fortalecidos y a encontrar beneficios en situaciones estresantes y problemáticas.
Un grupo de investigadores del Albert Einstein College of Medicine y de la Universidad Yeshiva (EE.UU.), encontraron, mediante un estudio científico, que ciertos rasgos de la personalidad de los individuos como ser extrovertido, optimista, tolerante, así como realizar actividades que ayudan a los demás, están estrechamente ligados a una mayor longevidad.
El estudio se realizó a 500 judíos ashkenazi con edades entre los 95 y 100 años y el objetivo principal fue analizar la relación entre la personalidad y la genética.
Nir Barzilai, principal investigador del estudio, aseguró que cuando analizaron las personalidades de los ancianos encontraron cualidades que reflejan claramente una «actitud positiva» hacia la vida. La mayoría eran «extrovertidos, optimistas y de trato fácil». Para ellos, la «risa es una parte importante de su vida y tenían una gran red social».
Estos hallazgos sugieren que estas personas «comparten rasgos particulares de personalidad » y que los aspectos de base genética de la personalidad pueden jugar un papel importante en tener una «buena salud y una longevidad excepcional ».