La OMS confirma el riesgo del cigarrillo electrónico.
En su informe sobre el empleo y regulación de los cigarrillos electrónicos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha solicitado que se dé a estos dispositivos y su contenido el mismo tratamiento que al tabaco convencional y, entre otras medidas, se prohíba que se usen en espacios públicos cerrados y su venta a menores de edad, así como que se limite la publicidad de los mismos.
Los especialistas de la OMS han evaluado los riesgos para la salud de los cigarrillo electrónicos basándose en la evidencia científica que existe y, en su informe, destacan que aunque la cantidad de nicotina varía mucho entre los distintos productos, en algunos llega a alcanzar un nivel similar al de los cigarrillos convencionales, y alertan de que, en algunas marcas –de las 466 disponibles actualmente en el mercado– se han detectado compuestos carcinógenos como el formaldehído.
Estos expertos concluyen que lo que los usuarios de estos dispositivos inhalan y exhalan no es simplemente vapor de agua, como se suele afirmar en la publicidad, y que además de la nicotina que contienen –y que conlleva riesgos por ingestión accidental o contacto cutáneo–, el propilenglicol (otro de sus principales ingredientes) provoca irritación de los ojos y las vías respiratorias de los vapeadores o de las personas no fumadoras expuestas.
Con respecto a su efectividad para ayudar a dejar de fumar, desde la OMS señalan que todavía no se han aportado pruebas concluyentes ni se ha aprobado ninguno de ellos como método para abandonar el tabaco, por lo que solicitan que no se utilice esto como reclamo publicitario, y que no se permita su uso en locales públicos cerrados hasta que se pueda demostrar que el vapor exhalado no resulta perjudicial para las personas que se encuentran en el interior de los mismos.