Para entender a los millenials

José Luis Dávila Contreras
Actualmente se desempeña como Coordinador de Comunicación del H. Congreso del Estado de Aguascalientes
Docente y empresario local.
Cada generación tiene su propio momento. Y se mueve a su propio tiempo. Yo tengo 38 años y aunque mantengo una actitud infantiloide en varios aspectos de mi vida, la edad ha ido dejando su huella en otros tantos.
Conforme me hago viejo, le doy más frecuentemente la razón a mi madre en muchas de las cosas que me decía y yo, fehacientemente, rechazaba.
Cosas tan básicas como “tender tu cama es un buen hábito” o “mastica más despacio tu comida” resultaron ser verdaderas. También lo fueron cosas más complejas en temas de relación interpersonal, identidad y apariencia, economía y administración y tantos otros temas que no quiero enlistar.
Además de desempeñarme donde lo hago actualmente (eso lo sabe quien lo tiene que saber), históricamente he sido docente en bachillerato y licenciatura. Debo decirlo con todas las letras: amo ser docente. Es una profesión hermosa y que construye (o destruye) generaciones enteras.
Siendo docente de bachillerato, me he topado con un problema que se agudiza generación tras generación: ¿Cómo lograr la atención de los estudiantes? O, tal vez siendo más preciso ¿Cómo lograr comunicar a los jóvenes de hoy?
Cuando yo era joven estudiante, hace más de 4 lustros, para enterarme de las noticias, era obligatorio esperar el noticiero de la noche, o el periódico al día siguiente. En la radio salía un avance informativo cada hora. Pero no más. Los tiempos eran lentos y el mundo seguía girando sin prisas.
Era un adagio común decir “estar al día con la información”.
Hoy las cosas son increíblemente diferentes. Todo es instantáneo. Todo es fugaz. Lo que ocurre, lo sabemos casi en tiempo real. Estamos híperconectados con el resto del mundo y nos interesa tanto lo que pasa en la aldea más remota de las islas Fiji, como lo que ocurre en la colonia más cercana a nuestra ubicación.
Los mensajes deben ser breves, concisos, de interés y rápidos. Muy rápidos.
Entonces, para entender a los millenials, partamos de este hecho.
- La comunicación debe ser ágil. Están acostumbrados a tuitear, a tener todo el tiempo abierto el facebook, el instagram, whatsapp, youtube, spotify. Los millenials prefieren la inmediatez sobre la paciencia. Lo que quieren, lo quieren ya y lo quieren por este momento.
- Los estímulos deben ser constantes. No es exacto afirmar que los millenials no son capaces de retener la atención en un solo tema por más de, digamos, 15 segundos. El asunto es que tienen constantes estímulos de diferentes fuentes. Entre el teléfono, la tablet, la computadora, el amigo, el exterior, la televisión, el teléfono de nuevo. El asunto es la cantidad de competencia que tienes para lograr establecer su concentración en un solo lugar.
- Libertad, divino tesoro. A mi generación y las generaciones anteriores se nos enseñó la importancia de la estabilidad, de la constancia, de buscar un empleo que nos garantice un ingreso constante. Ahora, quieren viajar, cambiar de empleo, ser freelancers, desarrollarse en otras ciudades o en otros países. Buscan en el cambio frecuente una estrategia de independencia.
- Ecofriendly. Están mucho más involucrados con el medio ambiente de lo que alguna vez lo estuvimos nosotros a su edad. Ven una alternativa viable de transporte el uso de la bicicleta, prefieren los carros eléctricos o híbridos, separan la basura, prefieren un metro verde que uno de concreto; buscan comida vegetariana, vegana o carne libre de sufrimiento.
- Padres de especies diferentes. Ahora es común tener perrhijos. Tratan a sus mascotas como si fuesen personas y les consiguen ropa, comida especial, psicólogo y hasta hoteles cuando deben dejarlos en algún lado, por cuestión de viajes. Están trabajando activamente en la dignificación de la vida de los animales de calle y rechazan el antropocentrismo.
- Hashtag para todo. Tienen acceso al inglés en su vida diaria. Saben que aprender alemán, mandarín, japonés o hindi les abrirá puestas para viajar con fines económicos. Usan el emoji como medio de expresión de mensajes complejos y han dejado de reconocer la utilidad de la ortografía en su día a día. Están familiarizados con el uso de los hashtags, las arrobas, los punto com y las apps. Han dejado de usar las comas, los puntos, los signos de exclamación e interrogación de apertura. Frecuentemente utilizan spanglish o anglicismos en su día a día.
- Sus líderes de opinión. No le creen a López Dóriga. No le creen a Alatorre. No le creen al presidente, a los gobernadores, a los alcaldes. No le creen a los diputados ni a los líderes de colonia. No le creen al Mosh. Pero sí le creen a Diego Luna y a Gael. Sí le creen a Aristegui, a la yuya, al chumibebé, a León Larregui. Le creen a personas que son iguales que ellos, a los que sienten que han vivido lo mismo que ellos. Sus líderes son sus iguales.
Por lo tanto, y a manera de cierre, quiero destacar tres cosas:
- Todos fuimos jóvenes y de manera natural nos rebelamos contra el estatus quo (hey, pá, fuiste pachuco. También te regañaban).
- Somos gente ordinaria viviendo tiempos extraordinarios, a una velocidad insólita.
- Son una generación más informada que nosotros (a su edad), con más conocimiento que nosotros (a su edad), con más acceso al mundo que nosotros (a su edad) y con una carencia significativa: la sobre exposición a una sociedad de consumo que ha perfeccionado la manipulación de las ideas con la colocación de temas en la conciencia colectiva y en el imaginario social. El que tengan más y conozcan más y de hecho, puedan más, no significa que sepan más. De ahí que surge el poder de las fake news, los falsos perfiles, los infomerciales y demás estrategias de convencimiento y venta.
Para poder lograr una comunicación exitosa con ellos, hay que entenderlos primero. Después, vendrá lo demás.
Saludos!