Labranza amigable con el ambiente, reto urgente en el agro
- El Gobierno de Jalisco, a través de la SEDER, trabaja en conjunto con los productores locales para extender la producción de granos bajo un enfoque sustentable
Durante el presente ciclo agrícola en el campo jalisciense comenzó la aplicación de un proyecto piloto de labranza mínima, que reduce hasta en 30 por ciento los costos de uso de maquinaria agrícola e incrementa al menos en 15 por ciento los rendimientos de maíz.
“Esto representa un cambio sustancial en la actividad, mediante el empleo de maquinaria agrícola muy moderna. Primero porque conserva los esquilmos agrícolas -residuos de los cultivos del ciclo anterior-. Y al mismo tiempo, contrarresta el deterioro de los suelos de cultivo que ocasiona el abuso en el empleo de los arados de disco”, señaló el director Agrícola de la Secretaría de Desarrollo Rural (SEDER), Gustavo O’Hara Ruiz.
Explicó que se trabaja con un módulo de maquinaria compuesto por un tractor y tres implementos (de diseño suizo-francés) para las tareas de siembra y aplicación de agroinsumos, además de la composta orgánica.
Se complementa con un GPS (localizador satelital) para recabar información de gran impacto en el cultivo, como la densidad adecuada de semillas por hectárea y las dosis precisas de fertilizantes (entre lo que destaca la composta orgánica) y de aceleradores del crecimiento de las plantas. Esto facilita una rigurosa evaluación de cada predio cultivable.
Por cierto, O’Hara Ruiz recordó que desde el año 2013, en Jalisco los programas dirigidos a la renovación del parque de maquinaria rural ya no subsidian la adquisición de tractores con arado de disco.
“Si bien la difusión de la labranza conservacionista lleva varias décadas en los ámbitos internacional y nacional, este programa piloto pretende hacerla accesible a los productores jaliscienses, y mostrarles los grandes resultados que pueden obtener con ella”, indicó el funcionario.
En Jalisco la labranza de conservación se suma a otros proyectos y acciones que promueve la SEDER, con el objetivo de afianzar en la entidad la práctica de una agricultura integrada lo más posible al medio ambiente y de mayor eficiencia, así como a la vinculación con el mercado mediante esquemas de agricultura por contrato.
Por ejemplo, para inducir el equilibrio bioquímico de los suelos y reducir costos, en diferentes sitios de cultivo ya se usa composta en sustitución de los fertilizantes químicos. Además, se emplean feromonas de ciertos organismos patógenos para aminorar el empleo de insecticidas sintéticos en el combate de plagas. Por otra parte, se impulsa la creación de bodegas de lluvia y otras alternativas que permiten la captación y uso eficiente del agua.
“También trabajamos para revertir ciertas prácticas, como las quemas de los residuos agrícolas y de los pastizales en los terrenos de cultivo, porque esto implica desaprovechar los beneficios que tiene el material vegetativo al integrarse en los suelos como materia orgánica”, describió.