Martha Ramírez Ruiz, forjada en la redacción y el papel
Wendy Díaz.
Hace 29 años Martha Ramírez llegó a Puerto Vallarta, con la consiga de estar sólo unos meses, bebió el agua del Cuale y se convirtió en vallartense, ahora es Premio Vallarta 2015.
Desde adolescente decidió ser periodista, no concibió jamás otro destino. Un libro le marcó la senda: “Corresponsal de Guerra” donde descubrió el arte del reportero en los testimonios del periodista Ricardo Rocha en su trabajo cubriendo la guerra Sandisnista en Nicaragua.
Nació en el Distrito Federal, intentó estudiar en la UNAM, pero su juventud no se llevaba bien con las aulas de clases, Martha se entretenía y cultivaba asistiendo a conciertos y conferencias, ávida de conocimiento, por la lentitud el sistema educativo le quedaba cortó.
Consiguió un trabajo que recuerda con cariño, en la compañía discográfica Polygram, hoy desaparecida.
Cuando llegó a Puerto Vallarta le fascinó que la gente fuera tan limpia, salían temprano de sus casas a barrer y regar las calles. En el Malecón, en la actualidad tiene frente a sí, un panorama muy distinto de la Bahía de Banderas que conoció.
“Yo llegué y el paisaje estaba limpio, no había grandes hoteles”.
En 1986 trabaja en Puerto Vallarta en el sector administrativo, pero muy pronto recibe la primera oportunidad para publicar, por medio de Amado Escalante. Así, las páginas del periódico “Vallarta Opina” se convirtieron en las primeras en recibir los textos de Martha Ramírez, y hasta la fecha es leal colaboradora de este medio, sin llegar a trabajar de manera formal en él.
En noviembre de 1987 comienza su labor periodística en el Diario de la Bahía.
“Yo no tuve una formación académica como reportera, yo me hice en la redacción, forjé mi estilo. Me formé con la “Vieja Guardia”, en la época del teletipo, la máquina de escribir y el fax. Decíamos a manera de broma, que gente como Ramón Frías, comenzó en el periodismo a base de cincel y martillo. Ahora las cosas son distintas, yo soy “La Vieja Guardia”, aún escribo mis notas en libreta, la grabadora es muy impersonal”.
Como reportera le ha tocado cubrir los sucesos políticos más importantes de la región. Ella fue testigo del fin de la hegemonía priista en Puerto Vallarta. En aquellos tiempos que el órgano electoral estaba bajo el control del gobierno.
“Una de las cosas que más valoro de hacer mi trabajo en Puerto Vallarta, es que aquí, hasta la fecha, uno tiene la oportunidad de conocer gente pionera, el primero en algo, gracias a la historia oral”.
Participó en la huelga general de trabajadores del “Diario de la Bahía”, provocada porque los empresarios estaban molestos porque en dicho periódico “se hacía periodismo crítico de verdad”.
Al terminar la huelga germina el diario “Tribuna de la Bahía” de la mano de Antonio Morales y Fernando González Corona. Martha Ramírez fue habitual en sus páginas hasta 1994.
Del periodismo actual, le abruma la inmediatez, con la llegada de lo digital, no se profundiza en los temas, por el afán de ser primeros en publicar muchos de sus colegas no revisan las notas.
Aún así, Martha Ramírez se renueva y forma “Contralínea”, un portal de noticias que desde hace diez años dirige. Tiene publicado un libro: “No, lo queremos”. Asegura que escribe sin líneas.
Sabe que las velocidades del periodismo digital no son lo suyo, y argumenta que a ella le gusta cocinar las noticias a fuego lento, para que los lectores disfruten un buen filete, no comida chatarra y rápida.
“El periodismo es un oficio, permite descubrir las transformaciones sociales, te enseña constantemente. Lamentablemente nos hemos olvidado muchas veces, me incluyo, del compromiso social, se anteponen los intereses económicos o políticos. No me enrolo con los políticos en turno, ellos se van y los lectores se quedan.
A Martha se le va el tiempo haciendo lo que más le gusta: periodismo. No quiere quedarse en una zona de confort, disfruta reportear y “hacer la talacha”.
“Los diarios no reflejan lo que sucede en la realidad, no servirían como archivo hemerográfico, futuras generaciones que consulten los periódicos, no sabrán que sucedía en Puerto Vallarta en estos momentos”.
Martha Ramírez respira hondo disfrutando su inseparable cigarro, es un clásico, sabe que los tiempos cambian y ella quiere ser parte de esa transformación.
Ya no toma cerveza, tequila o ron. La salud se impone, el café y el whisky están sobre la mesa, del mismo modo, que la pluma y la libreta en blanco, esperando las siguientes contralíneas del Premio Vallarta 2015